Sexo en la vejez, una forma de mantener la salud

Tener sexo estando en la tercera edad contribuye a vivir una vejez más sana en lo físico y sicológico.

Sexualidad en la tercera edad
Sexualidad en la tercera edad

El sexo es y seguirá siendo uno de los temas que más inquietud despierta en personas jóvenes y de edad avanzada, ello porque son precisamente las dos etapas en que se presenta como una “novedad” y acarrea diversos mitos. Según un estudio, tener sexo después de los 60 ayuda a mantener la salud mental y física.

Un estudio realizado en la Universidad de California, Estados Unidos, demostró que en en el caso de las mujeres de más de 60 años, tener sexo de forma activa les ayuda a mantener su salud y vivir una “tercera edad” mucho más estable y plena si se les compara con mujeres de su misma condición que no tienen sexo.

El universo de mujeres encuestadas fue de 1.235 personas. El 70% de las mujeres que tenían una edad que oscilaba entre los 60 y 69 años dijo había tenido una intensa actividad sexual durante los últimos meses. Las encuestadas de entre 70 y 79 años que tenían relaciones sexuales de forma recurrente bajo a 57%, mientras que en las de 80 y 89 años apenas se encontró a un 31% que practicaba el sexo. De forma independiente a las consultas realizadas, la encuesta se fijó en el detalle de la “satisfacción sexual”, a lo cual éstas dijeron era moderado o muy satisfactorio.

Con todos estos datos recabados en la investigación el Dr. Wesley K. Thompson de la universidad de California dijo que la calidad del sexo que se practica en la tercera edad, no depende de la edad, sino de otros factores.

Por otra parte, practicar activamente el sexo permite vivir unos años de vejez mucho más saludable a nivel mental y sicológico, aunque cuando ésta es satisfactoria se obtiene unos años dorados aún más placenteros y saludables.

El estudio que fue publicado en el Journal of Sexual Medicine expresó que la satisfacción sexual, independientemente de la cantidad de veces que se practique el sexo, permiten aumentar o minimizar los efectos que acarrea la vida sexual activa, por lo que todas las mujeres – sin importar su edad – deberían preocuparse de ello.