Eritrofobia: Miedo a ruborizarse
Se trata una fobia que es relativamente compleja y se caracteriza por el miedo a sonrojarse o ruborizarse.
Se trata una fobia que es relativamente compleja y se caracteriza por el miedo a sonrojarse o ruborizarse.
El ruborizarse es una respuesta fisiológica a diferentes cosas, como puede ser la vergüenza o la ansiedad. La persona que la padece teme sonrojarse y no lo puede controlar. El temor a que le suceda, a su vez favorece que ocurra. Por ello, se trata de una fobia compleja, ya que se retroalimenta: Cuanto más se avergüenza la persona por temor a sonrojarse, más se sonroja.
Causas
El ruborizarse es un signo que en muchas culturas se asocia con emociones como la vergüenza o el romanticismo. Es una respuesta involuntaria del sistema nervioso simpático que provoca que se dilaten los vasos sanguíneos y la sangre fluya más hacia el rostro. Es una reacción normal e inofensiva, que desaparece en minutos.
El problema aparece cuando el rubor no se limita solamente a las circunstancias en las que, generalmente, suele ocurrir.
Frecuentemente el miedo a ruborizarse aparece en la infancia o adolescencia, que son etapas de la vida en las que la persona suele ser objeto de burlas por parte de sus pares. Por ello, se genera un vínculo entre el rubor y la sensación de humillación. Por lo cual la persona asocia el rubor como una cuestión negativa, que debe evitarse de todas foras.
Este mecanismo está sustentado, generalmente, en una personalidad perfeccionista y con una baja autoestima.
En algunos casos el rubor puede estar asociado con sudoración excesiva o hiperhidrosis. En otros, detrás de la eritofobia hay de base una fobia social.
Síntomas
Paradójicamente, el síntoma que caracteriza la eritrofobia es la ruborización. Como consecuencia de perder el control de la situación, la persona se ruboriza aún más.
Otros síntomas pueden incluir:
- Temblores
- Incremento del ritmo cardíaco
- Balbucear con las palabras o imposibilidad de mantener una conversación
- Sudoración
- Dificultad para respirar
Con el paso del tiempo el enfermo puede comenzar a evadir las situaciones sociales o en situaciones extremas, evitar completamente salir de la casa. Además puede desarrollar fobias sociales extra, como pánico escénico, miedo a comer frente a otras personas a causa del temor de que esto desencadene ruborización.
Tratamiento
El tratamiento depende de la complejidad de la fobia y puede abarcar:
- Psicoterapia
- Medicación
- Intervención quirúrgica
Terapia cognitivo – conductual que trata la fobia enseñando al paciente nuevos patrones de comportamiento que le ayuden a reducir la vergüenza o temor a la misma.
Hay algunos medicamentos que son efectivos para controlar el rubor, como ser los antidepresivos o bloqueadores beta.
Hay pacientes que en casos extremos recurren a la cirugía simpatectomía transtorácica endoscópica, que elimina la respuesta nerviosa simpática encargada de controlar el rubor. Este procedimiento no siempre es la cura completa. Ya que por más que la reacción fisiológica del rubor desaparezca, psicológicamente el temor no. Por lo cual, es necesaria la terapia conductual.