Ataques, los optimistas sufren menos

Quienes viven de forma alegre y optimista, tienen menos riesgos de sufrir un ACV según estudios de la Universidad de Michigan.

Vivir con optimismo
Vivir con optimismo

Para muchos no hay mejor remedio que ser una persona feliz y agradecida de la vida, pero ¿Quién comprueba eso? Gracias a diferentes estudios realizados en la Universidad de Michigan, se sabe que las personas que son más optimistas en la vida y que en general tienen buen humor, son menos propensas a sufrir de accidentes cerebrovasculares, créanlo o no lo ratificó el investigador Eric Kim.

La garantía de ser una persona optimista está en que el sistema inmune actúa de forma más eficiente en la función que debe desempeñar, por ende, podemos notar que estas personas tienen una sanación más rápida en general de varias enfermedades o sus heridas cierran antes que las del resto. Junto con lo anterior, Kim descubrió que las enfermedades cardíacas pasan en mucha menor medida que aquellas personas que son pesimistas.

La muestra tomada en cuenta para hacer el estudio se enfrascó en personas jubiladas de 50 años o más. No contentos con los resultados ya exhibidos, también se dedicaron a profundizar en el hallazgo y notaron que puntuando el nivel de optimismo de las personas en una escala de 1 a 16 puntos, mientras más se tenían menos accidentes cardiovasculares se observaron durante el período de seguimiento que duró dos años. En el mismo período de estudio, se encontraron 88 casos de accidentes de este tipo.

Gracias a estas métricas se coligió que el nivel de ACV (Accidente Cerebrovascular) se redujo en un 9% en la medida en que se aumentaba la cantidad de puntos de optimismo.

Evidentemente con estos resultados muchos fueron los que se preguntaron ¿Cómo es posible que el optimismo reduzca los ACV? Y la respuesta no se dejó esperar, al parecer la mentalidad positiva con que muchos enfrentan la vida, los hace cuidar más su salud y cambia el funcionamiento del organismo, lo que es crucial en este sentido y su ejemplo más claro está en la forma en que actúa el organismo de una persona deprimida.