Antidepresivos y anticoagulantes son incompatibles

Un estudio reciente advierte los peligros de sangrado que tiene consumir anticoagulantes junto con antidepresivos.

Depresión
Depresión - Riesgos de antidepresivos y anticoagulantes

Un estudio reciente entre personas que sufren de ataques al corazón y consumen antidepresivos, demostró que el riesgo de sangrado cuando además se toma anticoagulantes, es mucho mayor. Algunos de los ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina) estudiados fueron “Zoloft, Prozac, Paxil y Lexapro”.

Quienes han sufrido algún ataque al corazón toman anticoagulantes para evitar que se formen coágulos en la sangre que vayan a provocar otro infarto, sin embargo, hay ciertas restricciones a la hora de tomar otros tipos de medicamentos por el aumento en el nivel de sangrado que puede tenerse, cosa que ocurre cuando se consumen antidepresivos como los mencionados anteriormente.

La advertencia se ha entregado por parte de la Universidad McGill de Montreal, quienes señalaron es común ver personas con problemas de infarto cardíaco que sufren de depresión. En estos casos, si bien el paciente debería tomar antidepresivos, es preciso privilegiar el fármaco que le resulta más importante por sobre el otro para evitar problemas mayores, según el Dr. Kirk Garratt, director clínico del Hospital Lenox Hill en Nueva York.

Resultados de los estudios

Los resultados obtenidos tras una investigación hecha a 27 mil pacientes de 50 años de edad, que sufrieron un infarto cardíaco al menos, arrojó un riesgo de sangrado cuando se tomaba anticoagulantes y aspirinas, sin embargo, cuando se agregaban ISRS el riesgo de sufrir de hemorragia aumentaba en un 42%.

Los tipos de sangrado que se observaron fueron del tipo gastrointestinal, accidentes cerebrovasculares hemorrágicos y otros que también requieren de hospitalización de la persona. Una de las notas que se hizo en la investigación fue que la posibilidad de sufrir estas hemorragias descendía cuando el paciente era mujer y en personas donde se practicó una “angioplastia” (procedimiento donde se introduce un “balón” que dilata la arteria obstruída para restaurar el flujo sanguíneo).

Con este tipo de resultados se ha comenzado a incentivar a los facultativos a recetar con mayor precaución los antidepresivos, sobre todo cuando se receta a personas que han sufrido un ataque al miocardio.