Historia de los venenos

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El hombre primitivo descubrió la utilidad de los venenos, y los usó para cazar animales. De ahí que el término “tóxico” (que procede del griego) signifique “arco o flecha”.

En Egipto se empleaban sustancias de origen vegetal como la cicuta o el acónito, y eran las clases sociales superiores y el Estado quienes hacían uso de ellas. Cleopatra, sin ir más lejos, murió por efecto del veneno inoculado con la picadura de una víbora Aspid, por lo que se conocía sobradamente el efecto de ciertos compuestos en el hombre.

En Grecia, las sustancias venenosas eran patrimonio del Estado, que las usaba como armas de ejecución. Un ejemplo lo tenemos en Sócrates, que fué acusado de corromper a la juventud y condenado a pena de muerte mediante el consumo de cicuta.

En Roma, se extiende su uso, ya no es sólo un arma del Estado sino también un arma para el crimen usada por los poderosos. Era la forma de eliminar adversarios cuando se deseaba acceder a un puesto de gobernante.

En este período aparece la figura del “catavenenos”, que era un esclavo encargado de probar una comida para demostrar que no estaba envenenada. Se empiezan a emplear venenos minerales como el arsénico, y aparecen envenenadores profesionales como Locusta (envenenadora condenada a muerte pero posteriormente absuelta por Agripina a cambio de algunos favores).

Tras pasar la Edad Media, donde disminuye su uso, hay un nuevo resurgir de la moda envenenadora en el Renacimiento. En esta época es la Aristocracia quien lo emplea. Algunos de los preparados empleados entonces fueron: Acqua de Toffana (Arsénico, mercurio y cantáridas) y Acqua de Peruzzia. Ambas sustancias tomaron el nombre de las ciudades donde se crearon, y en las cuales se les responsabiliza de unos 400 casos de envenenamiento.

Durante el Renacimiento predominaron los venenos de origen mineral, y existen sagas de grandes envenenadores: Los Borgia (César Borgia y Lucrecia Borgia envenenaban con sus vinos dulces, que mandaban a sus “amigos”). Los Médicis (Sobretodo Catalina, en Florencia, quien posteriormente sería reina de Francia y emplearía sus métodos para hacer llegar al trono a su hijo Enrique IV). Marquesa de Brinvilliers (Quien junto a su amante envenenó a su marido, y luego experimentó con sus venenos matando a mucha gente. Acudía a los hospitales para ver a sus víctimas y comprobar los efectos del veneno. Usaba arsénico, y fue condenada a muerte en 1678).

En el período desde el siglo XIII al XIX, surge la Toxicología moderna. El químico Marsh diseñó un aparato capaz de identificar y cuantificar el arsénico, así que los envenenadores comenzaron a cambiar de venenos, empleando los venenos vegetales como la nicotina (por ejemplo el Conde de Bocarmé, quien la empleó para matar a su cuñado).

En el siglo XX aparecen nuevas sustancias y nuevas técnicas para detectarlas. Entre las más usadas encontramos la insulina, digital, insecticidas o barbitúricos, ricina, alcohol, disulfiram,o dioxinas cancerígenas como TCDD.

Georgi Markov era un periodista de la NBC americana, que recibió un pinchazo supuestamente accidental con un paraguas. El paraguas contenia una pistola de aire comprimido que le inyectó una bola de iridio y platino, en cuyo interior habia ricina, un potente veneno.

Alexander Litvinenko murió en noviembre de 2006, envenenado por Polonio 210. De esta forma podríamos seguir exponiendo casos recientes que vienen a demostrar que los venenos son una realidad con historia propia y lejos de quedar en pasado.