Esteatosis hepática o hígado graso

Acumulación de triglicéridos en el hígado que se asocia, generalmente, al consumo excesivo de alcohol

Esteatosis hepática

La esteatosis hepática también llamada hígado graso, es una afección que se caracteriza por la acumulación de triglicéridos en el hígado, que lleva a que éste incremente su tamaño y aparezcan gotas de grasa desparramadas por todo el tejido hepático que son visibles a simple vista.

Ocurre, generalmente, luego de un excesivo consumo de alcohol. Se observa en un 90% de las personas que padecen de alcoholismo crónico. Pero también existe la esteatosis hepática no alcohólica, que afecta a personas que padecen diabetes, obesidad y elevados niveles de colesterol, no se asocia con el consumo de bebidas alcohólicas y es un proceso benigno y reversible si se trata correctamente.

Factores de riesgo

  • Obesidad
  • Antecedentes familiares de esteatosis hepática
  • Hepatitis C crónica
  • Determinados fármacos: Corticosteroides, metotrexato, tamoxifeno, tetraciclinas por vía intravenosa, entre otros
  • Embarazo: La esteatosis hepática aguda del embarazo es una rara complicación del embarazo de causa desconocida
  • Nutrición deficiente
  • Diverticulosis
  • Diabetes mellitus

Síntomas

  • Dolor abdominal
  • Diarrea
  • Astenia
  • Vómitos
  • Pérdida de peso
  • Somnolencia

En un 30% de los casos la esteatosis hepática cursa asintomática y es descubierta por algún análisis casual. Cuando la causa es el alcoholismo, el enfermo desprende un fuerte olor a alcohol y puede presentar la cara roja, temblores, excitación e inclusive una intoxicación etílica muy obvia.

En casos graves, el paciente puede presentar fuertes dolores en la zona alta del abdomen y desarrollar insuficiencia hepática aguda. Cuando la enfermedad evoluciona sin tratamiento, puede aparecer cirrosis, carcinoma hepatocelular y hepatitis fulminante.

Tratamiento

El objetivo primario del tratamiento es resolver la causa del problema, por lo cual cuando esta es el consumo de alcohol, abandonarlo es fundamental. Está comprobado que luego de tres o cuatro semanas sin ingerir alcohol, la grasa hepática empieza a desaparecer.

Cuando el paciente es obeso, el bajar de peso puede ayudar a disminuir las gotas de grasa y a normalizar los niveles de transaminasas en sangre.

Cuando el paciente es diabético, es imprescindible el control de la enfermedad con dieta y medicación.

Generalmente controlando las causas que provocan la afección se logra la remisión de la enfermedad.

Luego de unas cuatro semanas de control de los desencadenantes, se vuelve a evaluar al paciente con ecografía y biopsia.

Prevención

La prevención se basa fundamentalmente en evitar los factores desencadenantes de la afección, modificando el estilo de vida.

  • No beber alcohol cuando hay antecedentes familiares de la enfermedad o alguna otra afección hepática
  • Mantener una dieta equilibrada y realizar actividad física
  • No automedicarse y consultar al médico ante la aparición de síntomas asociados al consumo de alguna medicación
  • Mantener un peso adecuado para evitar el sobrepeso y la obesidad
  • En caso de diabetes, controlar la enfermedad siguiendo las indicaciones médicas