Por qué no debes ocultar tus emociones

Todas las emociones tienen una razón de ser y reprimir algunas de ellas nos puede enfermar.

Por que no ocultar las emociones

Lo más probable es que hayas oído de personas que, en alguna ocasión, han sufrido de dolores de cabeza o de estómago, o quizás les hayan salido erupciones en la piel que no parecen estar justificadas por problema médico alguno. Es entonces cuando te preguntas qué pueden estar causando esos inexplicables síntomas. Debes saber que esconder los sentimientos, en muchos casos, puede causar ciertas alteraciones físicas.

Guardárselo todo es dañino

Nuestro estado anímico afecta directamente a nuestro estado físico; ciertas emociones no solo producen malestar, sino que también pueden activar el sistema nervioso autónomo y endocrino. Por tanto, reprimir las emociones favorece que nuestro cuerpo las somatice, transformándolas en trastornos que afectan sobre todo a órganos como el intestino, el estómago, el hígado o la piel.

Identifica las emociones que ocultas

Expresar una emoción implica ser consciente de lo que estamos sintiendo, por lo que es esencial reconocer nuestras emociones y no reprimirlas. El origen de gran parte de nuestras preocupaciones tiene relación con situaciones emocionales de nuestro pasado o con presagios sobre el futuro. La mente no siempre es objetiva, así que lo más recomendable es alejarse de la situación y mirarla “desde fuera”.

En ese sentido, cabe hacerte dos preguntas:

¿Qué te preocupa?

Reflexionar sobre lo que te preocupa y no negarlo es un paso importante para poder contárselo a otra persona adecuadamente. Para poder “abrirte” debes saber antes qué te ocurre.

¿Cómo reaccionas?

Pensar en cómo solemos responder en determinadas situaciones nos permite estar prevenidos ante ellas.

Hablar sirve de ayuda

A veces, tras liberar esas emociones ocultas que nos preocupan, creemos que no ha valido la pena decir nada porque nos sentimos poco comprendidos. El miedo a no saber expresar bien lo que sentimos o a comenzar a llorar y mostrarnos débiles también son motivos que nos llevan a ocultar nuestros sentimientos. Para evitar estos inconvenientes, antes de hablar es necesario tener en cuenta tres cuestiones:

Etiqueta tus emociones

Trata de poner nombre a los que sientes: alegría, enfado, rabia, tristeza, miedo, frustración. A veces las emociones son tan rápidas que nos cuesta saber por qué se han producido, pero con el debido “entrenamiento”, todos somos capaces de comprenderlas.

Piensa qué quieres decir

Una vez que entiendas cómo te sientes, te resultará mucho más fácil explicarlo. Tal vez no quieras compartir todo de golpe, por lo que debes analizar qué parte de tus sentimientos deseas transmitir.

Piensa cómo lo quieres explicar

Te facilitará muchos las cosas intentar estructurar el discurso, ya sea en tu mente o escribiéndolo en un papel. Aunque luego no lo sigas al pie de la letra, eso te ayudará a no olvidar nada.

Cómo expresar bien tus sentimientos

Para que los demás entiendan de la mejor manera cómo te sientes, lo recomendable es que busques un momento de tranquilidad y fíjate siempre en algunos aspectos importantes antes de hablar.

¿Es la situación ideal para hablar?

Antes de manifestar tus emociones piensa en qué estado te encuentras. Si estás demasiado enfadado para sostener una conversación, puedes decirle a tu interlocutor que no es el momento oportuno o que estas indispuesto y postergar esa conversación para otro momento.

Trata de recuperar la calma

Practicar técnicas como la meditación puede ayudarte a recuperar la tranquilidad antes de intentar expresarte como a mejorar tu capacidad de reaccionar ante las emociones a largo plazo.

Ten en cuenta a tu interlocutor

Cuando te abres ante alguien esperas que esa persona esté también predispuesta a escuchar lo que dices y que intente comprender tus emociones. Para que ello ocurra, es importante que tengas también en cuenta su estado emocional. Si la otra persona se muestra ansiosa o indispuesta, entonces lo mejor es buscar otro momento.

Cualidades para transmitir mejor tus emociones

A veces identificamos qué sentimos, pero no sabemos cómo decirlo. Mejorar estos tres aspectos te puede ayudar a liberar mejor tus emociones:

  • Asertivo: Situado entre la pasividad y la agresividad, consiste en conocer los propios derechos y defenderlos, respetando siempre a los demás.
  • Empático: Es la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Te ayudará a entender otros puntos de vista y a llegar a soluciones consensuadas.
  • Reflexivo: Ante situaciones que te parezcan complicadas, repasa con antelación las posibles soluciones y salidas. Con eso ganarás confianza.