Trastorno dismórfico corporal

Preocupación excesiva y anormal sobre algún defecto físico ya sea real o imaginario

Trastorno dismorfico corporal

El trastorno dismórfico corporal (TDC), se trata de un trastorno somatomorfo, caracterizado por la preocupación anormal de algún defecto físico que puede ser real o imaginario. Quienes lo padecen pueden quejarse de uno o varios defectos físicos o de su imagen corporal general, lo cual causa un malestar psicológico significativo, que compromete su desempeño laboral, social, etc., al punto de manifestar síntomas de depresión, trastornos de ansiedad e incluso exclusión social.

Alrededor de 1% o 2% de la población mundial presenta algún rasgo de TDC y se manifiesta tanto en hombres como en mujeres indistintamente.

La baja autoestima suele ser una de las características de las personas que padecen este trastorno. El que generalmente es crónico y cuyos síntomas no mejoran sin tratamiento.

Causas

La causa exacta se desconoce, pero los siguientes factores se asocian con el TDC.

  • Factores biológicos
  • Factores ambientales
  • Factores psicológicos
  • Abuso, maltrato o abandono

Síntomas

Los síntomas varían mucho de una persona a otra, mientras que algunas se aíslan evitando así el contacto social, otras se exponen, pero se manifiestan ansiosas, nerviosas y acomplejadas en público.

Generalmente, quien padece el trastorno oculta la parte de su cuerpo que lo acompleja, con prendas de vestir, maquillaje o modificando su postura, según dónde sea la zona dónde esté localizado el foco del complejo.

Algunos síntomas y conductas comunes incluyen:

  • Mirarse constantemente al espejo o alguna superficie donde puedan ver su imagen reflejada
  • Hurgarse la piel
  • Tocarse la piel
  • Maquillarse con mucha frecuencia
  • Cambiarse de ropa con frecuencia
  • Recurrir a tratamientos dermatológicos, de belleza o incluso a cirugías estéticas
  • Acomodarse el cabello con frecuencia
  • Comprar grandes cantidades de productos de belleza
  • Hacer ejercicio en exceso

Tratamiento

Con frecuencia, las personas que padecen este síndrome se someten a varios tratamientos de belleza o cirugías para mejorar esa parte del cuerpo que les molesta, pero no logran superar el complejo o comienzan a preocuparse excesivamente por otra cosa. Por ello, el tratamiento debe incluir atención psicológica y en algunos casos medicación, según la gravedad del cuadro.

  • Tratamiento psicológico:
    • Terapia preventiva de exposición y respuesta
    • Esta busca exponer al paciente a lo que lo pone ansioso y se le enseñan técnicas para controlar la ansiedad y los sentimientos negativos. Este proceso se repite, hasta lograr que la persona ya no experimente la ansiedad.

    • Terapia cognitivo-conductual
    • Ayudan al paciente a modificar sus pensamientos negativos y reconsiderar sus pensamientos y acciones.

  • Medicación
  • Cuando los síntomas son severos y afectan la vida cotidiana, pueden recetarse antidepresivos, generalmente inhibidores selectivos de recaptación de serotonina (ISRS) que funcionan bien en pacientes con este cuadro.

Pronóstico y complicaciones

Con tratamiento la persona puede mejorar, pero los síntomas pueden volver y en algunos casos el paciente deberá convivir con ellos.

Cuando los síntomas son muy graves, la afectación psicológica puede ser tan grande que la persona busque un escape en el suicidio.