Las últimas novedades en el tratamiento de la enfermedad celíaca

La mayor dificultad en cuento a las investigaciones de esta enfermedad, es la imposibilidad de experimentar con animales, pues la celiaquía es una enfermedad netamente humana.

Trataminto de la enfermedad celiaca
El trigo, principal fuente tóxica para los celíacos desafía a la ciencia - Flickr.com

Los celíacos bien saben que llevar una dieta estricta libre de gluten es difícil. Son los acontecimientos sociales, la comida en el trabajo, la falta de tiempo y los viajes, los principales factores que provocan desarreglos en la dieta libre de gluten y que dificultan la calidad de vida de los celíacos.

Los esfuerzos para el tratamiento de la enfermedad celíaca se centran en dos grandes ramas:

  1. El desarrollo de variedades de cereales libres de gluten
  2. El desarrollo de fármacos que permitan cierto margen de ingesta de gluten en el paciente

Dentro de la manipulación del agente desencadenante de la enfermedad celíaca no se han establecido buenas propuestas; en parte porque no se ha identificado exactamente qué fragmentos de péptidos (residuos de proteínas del gluten) desencadenan la enfermedad, y en parte porque una modificación genética del trigo implica un proceso costoso que conduciría a la pérdida de la propiedad deseable y buscada en la harina de trigo. El gluten es el responsable de la elasticidad excepcional de los productos elaborados con harina de trigo.

También se están explorando nuevos cereales o variedades de trigo como, por ejemplo, el llamado trigo sarraceno, una variedad del cereal considerada "un pseudo cereal", cuya harina no contiene gluten.

Pero no es tanto el problema de encontrar alimentación adecuada para el paciente celíaco puesto que las preparaciones con féculas de maíz, harinas de arroz, soja, garbanzo, etc. otorgan un abanico bastante grande de posibilidades, así como también la utilización de "aglutinantes" especiales que le otorgan a los productos amasados una elasticidad y unión bastante buena. El principal problema del paciente celíaco radica en la contaminación presente en su propia cocina, en el restaurante que va a cenar, en la poca disponibilidad de productos libres de gluten y en al altísimo costo de los mismos. Es necesario, entonces, una solución que aumente el nivel de tolerancia frente al gluten para que, al menos, una bandeja de patatas fritas que se han preparado en el mismo aceite que antes se fritó una empanada, no resulte en un gran problema.

Los últimos avances vienen de la mano de varios puntos, se aprecia la consideración de todas las vías de solución posibles en el diseño de las estrategias de investigación científica. Los más importantes son:

PEP

Utilización de una enzima de origen bacteriano que es capaz de digerir los fragmentos tóxicos del metabolismo de los cereales gliadínicos. El tratamiento, conocido como PEP se está analizando a la luz de los factores a los cuales la enzima sería sometida -entre otros- la acidez del tracto gastrointestinal humano. Uno de los ápices más difíciles de soslayar en esta carrera contra la enfermedad celíaca es que se trata de una condición netamente humana y, al no existir animales con intolerancia al gluten, los procesos de investigación y certificación de fármacos resultan más lentos.

Lactobacilos en las masas

El añadido de lactobacilos a la masa con la que se hace el pan (no cualquier tipo de microorganismo sino unos que poseen la capacidad de desnaturalizar los péptidos ricos en prolina y glutamina) ha conducido a resultados bastante promisorios.

Harinas predigeridas con agentes microbianos

Al parecer, las harinas con gluten (trigo, avena, cebada y centeno) podrían ser tratadas con bacterias que segregan transglutaminasas (enzima necesaria para degradar el gluten) lo que daría como resultado una harina que los celíacos la pueden tolerar.

Inhibidor del tamaño de los poros intestinales

Se encontró que la sustancia química conocida como zonulina se encuentra en mayores concentraciones en pacientes celíacos y su función es la de favorecer la dilatación de los poros intestinales que permiten el intercambio de nutrientes con el sistema circulatorio. Esta mayor concentración de zonulina permitiría que al ingerir gluten se desencadenara la respuesta inflamatoria intestinal típica del paciente celíaco que conduce a la pérdida de la vellosidad.

Es aquí donde el AT-1001, un fármaco que inhibe la concentración de zonulina, ingerido oralmente, evitaría el pasaje de residuos de péptidos tóxicos de gluten al torrente sanguíneo y la respuesta inmunológica de las células T que origina la inflamación intestinal.

Inhibidores de la respuesta inmunológica

Un inhibidor de la transglutaminasa en suero podría ayudar a evitar la activación de las células epiteliales del intestino que provocan la inflamación (células T) en tanto que otra acción terapéutica preventiva sería la utilización de un inhibidor competitivo de los receptores presentes en el sitio donde los residuos tóxicos del gluten se unen al fragmento del gen HLA DQ2. Se utilizaría un inhibidor competitivo que se uniera al HLA DQ2 sin generar la respuesta autoinmune.

Tolerancia inducida

Uno de los tratamientos propuestos más prometedores es la administración intranasal de alfa-gliadina lo que permitiría la regulación de la respuesta de las células T mediante una especie de mecanismo similar al generado mediante una vacuna.

Las citocinas

Ya utilizadas en otras enfermedades autoinmunes, no constituyen una opción demasiado válida a no ser en casos más graves de celiaquía como la enfermedad celíaca refractaria. En estos casos, sí ha dado buenos resultados evitando la activación de linfocitos T.

Unas cuantas son las esperanzas para los celíacos, una enfermedad que si bien no es terrible, constituye un punto y aparte con el resto de las personas. Quienes la padecen saben de esa sensación de no pertenecer a este mundo que se siente en un supermercado, entre metros y metros de góndolas que van y vienen, repletas de "esto no es para mí".